«Ser artista se trata nada más que de decir la verdad»
Gerald Scarfe, el genial dibujante que ilustró el disco y la película The Wall, de Pink Floyd, respondió un cuestionario en el que repasa toda su trayectoria. Recuerda con vergüenza sus trabajos en publicidad y con nostalgia cómo enviaba sus ilustraciones de Londres a Nueva York vía Concorde.
Por: Laura Barnett, para The Guardian y Clarín
−¿Qué lo motivó a empezar a dibujar?
−Sentirme incapaz de hacer cualquier otra cosa. De chico tuve terribles episodios de asma y mis padres pensaban que iba a depender siempre de ellos. Entonces me di cuenta de que podía dibujar.
−¿Cuál fue el punto de inflexión?
− Haber entrado a la competencia de cómic de Eagle, cuando tenía más o menos 16 años. Debía dibujar un anuncio para los relojes Ingersoll y, para mi asombro, gané el primer premio. Mucho más tarde, David Hockney me confesó que él mismo había sido uno de los finalistas.
−¿Qué cosa o a quién debió sacrificar por su arte?
−Al tiempo. Me gusta llegar a mi estudio entre las cinco y media y la seis de la mañana. Pero nunca lo sentí como un sacrificio, porque siempre lo disfruté muchísimo.
−¿Qué canción representaría mejor la banda sonora de su vida?
−Cualquier fragmento de La flauta mágica de Mozart. Diseñé la portada para la producción de Peter Hall de 1993 para la Ópera de Los Ángeles, y todavía la usan. Es como tener un hijo, si vive lo suficiente, puedo seguirla por todo el mundo.
−¿Considera positive a Internet para el desarrollo artístico?
− Soy un analfabeto de las computadoras, pero aun así reconozco el impacto que Internet le dio a mi obra. Cuando trabajaba para el «New Yorker» enviaba mis trabajos en un avión Concorde para que llegaran a horario. Ahora, con sólo pulsar un botón ya están allí.
− ¿Cuál es su película favorita?
− Las vacaciones del Sr.Hulot , del gran comediante francés Jacques Tati. La vi por primera vez cuando tenía 15, y me enseñó cómo agregar humor sutil a un filme.
−¿Cuál es su galería de arte favorita?
−La mía. Tengo una biblioteca llena de libros de obras de artistas como Goya y Rembrandt, a los que suelo acudir para inspirarme.
−¿Cuál es la amenaza principal del arte?
−La gente que dice «Esto es basura, mi hijo podría haberlo hecho». El arte debe buscar siempre nuevas respuestas. No siempre entiendo el arte conceptual, pero amo el hecho de que exista.
−¿Cuál es el artista vivo que más admira?
− Lucian Freud. Él capta a la perfección el hecho de que al final no somos mucho más que pedazos de carne.
−¿Hay algo de su carrera de lo que se arrepienta?
−No haber continuado estudiando en el Royal College of Art. Estuve nada más que por dos semanas. Sólo quise saber si era lo suficientemente bueno como para entrar ahí. Tal vez, si me hubiera quedado me habría convertido en un pintor.
−¿Le importa la fama?
−La fama es una impostara. Yo dibujo en la soledad de mi estudio, sin tener idea de que lo voy a mostrar mi trabajo. Pero supongo que aprecio el hecho de que soy capaz de gustarle a la gente.
−¿Hay alguna forma de arte con la que no está relacionado?
−Aunque muchas veces realicé diseños para las obras, nunca comprendí el ballet. Me resulta muy extraño un arte tan elegante en el que haya hombres con bultos sobresalientes y mujeres mostrando continuamente su ropa interior.